martes, 24 de septiembre de 2019

IVÁN “TIBURÓN” GARCÍA: MAESTRO DEL GOL DE CABEZA

El guaireño, a la izquierda con la casaca de Estudiantes

Rafael Lastra Veracierto

El sofoco de aquella mañana sabatina de 1992 en el campo El Pavero, en Macuto, nunca fue motivo de alarma para los guaireños.
En uno de los uveros, que hoy han desaparecido en nombre del progreso desmemoriado, estaba Iván García Gutiérrez. Sí, el que apodaban “Tiburón” y cuya marca de fábrica eran los goles de cabeza.
Con el bigote desvencijado y la mirada escrutadora, profería arengas a unos párvulos de un equipo local que dirigía en la Liga Nacional de Fútbol Menor: “Vaya Cabrices, no deje que le tomen la espalda, hay que equilibrar al equipo en defensa”, se le escuchó decir con propiedad.
Su semblante era el de un hombre poco presumido, orgulloso de su gentilicio y con la convicción de haber defendido íntegramente los colores de la selección Vinotinto.
Posterior a ese contacto con quien escribe (para el momento estudiante de periodismo en la UCV), se supo de su muerte, ocurrida el 10 de enero de 1993, en un accidente de tránsito en las proximidades de la autopista Caracas-La Guaira.

Tricampeón en Mérida
Desde sus primeros tratos con la pelota en las canchas del Polideportivo “José María Vargas”, la Aviación en Maiquetía, y la de El Pavero, impresionó por su facultad para elevarse dentro del área enemiga y marcar goles de testa.
Así lo hizo el 2 de junio de 1972 en una de sus más célebres anotaciones en el estadio Olímpico de la UCV, donde Venezuela derrotó 2-1 a Colombia, en medio del primer amistoso oficial de una selección mayor de este país frente a una similar extranjera.
“Tiburón” empezó a despuntar en el equipo Loyola y en 1968, con 21 años de edad, debutó en la Liga Mayor con el Litoral FC. Dos años después fue fichado por el Deportivo Italia.
Pero, en Estudiantes de Mérida no solo se convirtió en referencia ofensiva sino que también estuvo involucrado en las dos estrellas de este club: la primera diadema como jugador en 1980 y cinco años más tarde, como entrenador.
Ello sin olvidar que en 1983 se había proclamado DT campeón de la Universidad de Los Andes (ULA). Es decir, fue tres veces monarca en la ciudad de los caballeros.
A Estudiantes llegó en 1971, cuando el cuadro académico iniciaba su camino en la primera división. Estuvo dos años junto a Luis Mendoza, el argentino Juan José Scarpeccio y el uruguayo José Chiazzaro, entre otras figuras. 

García fue figura en las dos estrellas de Estudiantes de Mérida
También militó en Portuguesa FC y Deportivo Lara, antes de regresar en 1979, a la divisa andina. Y como capitán.
Durante la Copa Libertadores de América de 1981, contra los uruguayos Peñarol y Bella Vista, el guaireño alineó en cuatro de los seis partidos de Estudiantes de Mérida.

Insigne y fenómeno
“Era un fenómeno en el salto y la conexión del balón con la cabeza”, recordó Ramón Iriarte, su compañero en la selección nacional desde el Suramericano Sub-20 de Paraguay en 1967.
En esa competencia, el ariete del entonces Departamento Vargas disputó tres partidos y le anularon un tanto frente a Argentina.
Mientras en el Preolímpico de Barranquilla (1968) jugó otros tres encuentros junto a su paisano Carlos “Chiquichagua” Marín, un año más tarde fue el máximo cañonero de la Vinotinto en los X Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en Panamá, al lograr cuatro goles en las victorias de 5-1 y 5-0 contra República Dominicana y Bahamas, respectivamente.
A partir de la invitación a Venezuela para participar en 1972 en la Copa “150° Aniversario de la Declaración de Independencia de Brasil”, García siempre se mostró dispuesto a cambiar la historia de humillaciones en la máxima categoría.
Pero, en esa ocasión sufrió la amargura del 10-0 ante Yugoslavia en Curitiba y en la Copa América de 1975, revivió la pesadilla con el 11-0 versus Argentina en el Gigante de Arroyito, en Rosario.
Durante el premundial de 1977, estuvo en dos de los cuatro encuentros oficiales, en especial el de debut ante Uruguay en el Brígido Iriarte de Caracas, donde su coterráneo Marín puso a soñar a todo un país cuando materializó el gol del empate a uno.
Ese 9 de febrero de 1977, de auspicios maravillosos, coincidió en la cancha con otro guaireño de alto relieve: Frederick Elie.
En el premundial de 1981, ante el Brasil de Zico, Sócrates, Junior y Toninho Cerezo, tuvo la confianza del técnico Walter “Cata” Roque para estar desde el vamos en el coso de la UCV.
Pero no se podía hacer mucho contra ese adversario. Apenas recibió dos o tres balones para encarar a los “cuasi perfectos” centrales Luisinho y Oscar. Aquello fue una frustración no sólo para García sino para talentosos con la pelota como Scarpeccio y “Pocho” Echenausi.
Luego de la derrota 3-0 con Bolivia en la altura de La Paz, “Tiburón” no escondió el deseo de vengarse en la capital de la República: uno de sus disparos al portero Carlos Jiménez rozó el poste, minutos después de que se produjera la gran celebración por la conquista de Pedro Acosta. Al final, se dio el primer triunfo de Venezuela en clasificatorias a la copa mundial.
Su último partido con la Vinotinto absoluta fue en Goias, donde Brasil zurró 5-0 a nuestro combinado. Sin embargo, los registros estadísticos no reflejarán el susto del DT amazónico, Tele Santana, cuando apenas iniciado el compromiso, “Tiburón” se mandó un cabezazo en el área de Waldir Peres y la esférica se estrelló en el horizontal.
Así, Iván García totalizó 15 presencias oficiales con la Vinotinto, seis de ellas en eliminatorias mundialistas.

Fe en los suyos
En su etapa de adiestrador, asumió las riendas de la selección nacional juvenil en el Suramericano de Paraguay en 1985. Allí confió en la calidad técnica de cuatro promesas de su terruño: Elio Vivarini, Gonzalo Mayora, Ramón Aguilera y Carlos Rojas.
En el Suramericano Sub-20 en Puerto Ordaz, en 1991, tampoco pudo revertir la eliminación tempranera, aunque sí saboreó la victoria de 2-1 sobre Perú, con gol de penal de un fenómeno del Macizo Guayanés: Stalin Rivas.
Posteriormente, García se dedicó a la formación de jóvenes varguenses, con quienes compartió su legado para el progreso de esta disciplina deportiva en Venezuela.

rafaelastra@gmail.com
Twitter: @rala1970

jueves, 12 de septiembre de 2019

“BOBBIE” ELIE: ORGULLO GUAIREÑO DE LA MEMORABLE ULA DE LIBERTADORES 1984

Elie es el primero de los agachados, de izquierda a derecha
Rafael Lastra Veracierto

Desde que se retiró en 1990 vive en Ciudad Guayana, pero nunca olvida los vientos alisios que disfrutaba desde el balcón del apartamento familiar en el Bloque Uno de la urbanización 10 de Marzo, en Maiquetía, justo frente a la cancha del Polideportivo “José María Vargas”.
Está claro que Robert José Elie Arlet, hermano más chico del mejor defensor de todos los tiempos de Venezuela, Frederick Elie, tiene afincado su sentido de pertenencia.
“En esa cancha se iniciaron mis sueños de fútbol que se extendieron a El Pavero de Macuto, la Aviación y la Policía Naval en Maiquetía, así como la cancha del Canes (Centro de Adiestramiento Naval de la Armada) en Catia La Mar, casi todas de tierra, pero iba con la inspiración de mi hermano Freddy y la orientación del húngaro Américo Wichosky; ese señor fue un padre, un gran ejemplo”, afirmó desde el hilo telefónico en Puerto Ordaz, donde se desempeña como entrenador deportivo de la estatal Bauxilum.
En medio de sus estudios de bachillerato en el Liceo José María España en Macuto y el Colegio San Vicente de Paúl en Maiquetía, debutó en la primera categoría de aficionado con el Benfica, al que calificó como “el equipo de mis amores”. Luego participó en el afamado Central Madeirense en el Torneo Ibérico.
En 1977, formó parte de la selección del Distrito Federal que se proclamó campeón nacional, tras vencer 5-0 a Bolívar. De ese grupo, llegaron al fútbol profesional Bernardo Añor, José “Pepe” Marañón, “Cerito” Useche y Javier Pérez, entre otros.

La cúspide merideña
El perfil ofensivo como mediocampista le facilitó a “Bobbie” el acceso al Deportivo Italia en 1979. Tres años después estuvo en la plantilla de Mineros de Guayana, que bajo el mando de Luis Mendoza, ascendió a la categoría de oro del balompié rentado.
En 1983, tras una breve pasantía por el Deportivo Portugués, arribó a la Universidad de Los Andes (ULA), dirigida por el paisano Iván “Tiburón” García, para disfrutar de su primera estrella. “Ese grupo entendió la filosofía del profe y pudimos darle una gran alegría a una fanaticada que conoce de fútbol, la de Mérida”, puntualizó a sus 60 años de edad.
El adiestrador guaireño no continuó en el banquillo de la ULA y fue sustituido por el uruguayo Alfredo López, quien encontró sinergia con  Asdrúbal “Memín” Sánchez, Emilio Campos, René Torres, Rodolfo Carvajal, el brasilero Itamar de Acevedo y por supuesto, los de Vargas, César “Guacharaca” Baena y “Bobbie” Elie, a fin de coronar una notable actuación en Copa Libertadores de América en 1984.

ULA Mérida quedó en el 6° lugar de esa Libertadores
En esa edición, ULA Mérida no solo enfrentó a los clubes peruanos Sporting Cristal y Melgar, y al Portuguesa FC, sino también al presidente de la Confederación Suramericana de Fútbol (CSF), Teófilo Salinas.
De origen peruano y con no pocos cuestionamientos al frente de la CSF, utilizó su poder para obligar a ULA a disputar un partido de desempate con Cristal, luego del reclamo de este equipo por alineación indebida en el último compromiso con su coterráneo Melgar de Arequipa.
Ese 11 de mayo de 1984 estaba de cumpleaños “Bobbie”. ULA fue al estadio Pascual Guerrero de Cali “con el orgullo herido y para acabar con esa injusticia”. El cometido se cumplió con dos goles de Itamar.
“Fue un día grandioso, memorable, siempre estuvimos concentrados; los atacamos bastante, tanto que el central de Sporting Cristal, de apellido Díaz (se refiere a Rubén Toribio, mundialista con la selección de Perú en 1982 y quien había enfrentado a su hermano Freddy a inicios de los 70) nos felicitó”, recordó.
Aquella gesta se valorizó aún más por la presencia de otros referentes incas como el defensor Héctor Chumpitaz, el mediocampista Luis Reyna y el atacante Jorge Hirano.
“Ellos se confiaron porque nos habían ganado en Mérida (0-1) y en Mansiche (2-0); lástima que en la ronda final, porque se jugaba la Libertadores en otro formato, tuvimos que irnos al Olímpico de la UCV y nos tocaron dos grandes de Brasil: Flamengo y Gremio”, agregó Elie.
Admitió que fue una gran exigencia rivalizar con el Flamengo de Andrade, Tita, Mozer, Bebeto y Fillol, y el Gremio de Renato Gaucho y Caio.
Aún así, consideró un premio que ULA se convirtiera en ese entonces en el tercer equipo venezolano en culminar en el sexto peldaño de América. Los otros dos habían sido el Atlético San Cristóbal en 1983 y el Portuguesa FC en 1977.
En 1985 se incorporó al Nacional de Carabobo, que tenía a varios jugadores de la Vinotinto de entonces: Nelson Carrero, Bernardo Añor, César Baena y Carlos “Cachorro” Betancourt, entre otros.
Entre 1986 y 1989, militó en el Caracas FC que siempre merodeó el título. Un año más tarde, se enroló con el Atlético Zamora. “En Barinas no toleré los maltratos de un directivo, lo puse en su sitio y aunque luego me mandó a buscar Richard Páez, que dirigía al Táchira, decidí retirarme y atender el ofrecimiento en Puerto Ordaz”, relató.

Un misil y listo
      Así como evocara su satisfacción a nivel de clubes, Robert Elie analizó su actuación con la Vinotinto en el torneo Preolímpico de Colombia en 1979, los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980; cuando conquistó la medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos de Barquisimeto en 1981 y la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos de La Habana en 1982.
    También intervino en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983, la Copa América del mismo año y las eliminatorias al Mundial en 1985.
     Sobre el magno evento en la URSS, reiteró “el descarado gol” en posición ilícita de los cubanos que le imposibilitó a Venezuela avanzar hacia la ronda decisiva. Le quedó el consuelo de haber marcado el 2-1, de tiro penal, ante Zambia en Leningrado. “Mandé un misil y listo”, rememoró entre risas.
    Sin embargo, dos años después hubo revancha en el estadio Pedro Marrero de La Habana, donde en semifinales, el paisano Douglas “Fosforo” Cedeño pidió la pelota para sentenciar a Cuba con un tiro libre. La medalla de oro se lograría al batir 1-0 a México en la final. Todo bajo la dirección técnica de Manuel Plasencia.
   “Se hizo justicia con lo que pasó en los Juegos Olímpicos, donde nos robaron. ‘Fósforo’ lo decidió con su alegría. Me acuerdo que a la falta de pocos minutos para el término de ese partido hubo una jugada en la que el delantero cubano, Ramón Núñez, recogió un rebote dentro del área, con Nikolac en el césped, y pudo empatar, pero afortunadamente estaba en la meta y rechacé su disparo”, describió.

El equipazo de 1985
    A su juicio, la selección absoluta mejor dotada técnicamente ha sido la de 1985, a la que evaluó como “un equipazo, sin dudas”, por el talento con balón al pié de William Méndez, Laureano Jaimes, Carlos Maldonado y Bernardo Añor.
     Elie alineó en dos partidos de esas eliminatorias, en las cuales se hace un punto de inflexión en el juego que finalizó 2-3 ante la Argentina de Diego Armando Maradona.
    “Ese día no se debió perder en Pueblo Nuevo, fue especial el gol de René Torres: Fillol todavía está buscando esa pelota. En Buenos Aires (derrota 3-0), salí de titular y recuerdo que al principio del partido, Maradona estaba incómodo por el seguimiento que le tenía en la cancha ‘Memín’ Sánchez”, reveló.
    Hasta el minuto 88 de ese compromiso, Argentina ganaba por la mínima y no convencía a su público en el Monumental de River Plate. “En su desespero, Burruchaga me reclamaba que no teníamos nada que buscar y que no entendía por qué les oponíamos tanto”, contó.
  Con el discurrir de los nuevos tiempos, Robert, el hermano morocho de Patrick (otro heredero de la dinastía del kaiser Frederick), celebra que la Vinotinto tenga ahora más apoyo publicitario y mediático, en procura de clasificar por primera vez a una Copa Mundial de mayores.
  “Richard Páez fue el padre del renacer de nuestro fútbol en Suramérica y luego, César Farías mantuvo ese respeto y casi logró el objetivo. Ya no hay el complejo de antes ni los temores; existe más preparación física y creo que se nota el progreso del jugador venezolano”, opinó Elie.

Twitter: @rala1970