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Antonio El Cojito Rodríguez: figura legendaria del club |
Rafael Lastra
Veracierto
Desde 1923, cuando el Padre
Feliciano Gastaminza formó el primer equipo de fútbol del Colegio San Ignacio
de Loyola, hasta la actualidad, no hay dudas del invaluable aporte de esta
institución educativa a la génesis y consolidación de este deporte en Venezuela
El Loyola alienta el devenir del
fútbol nacional, como semillero inagotable de atletas, quienes también procuran
ser buenos ciudadanos.
“El fútbol venezolano le debe al
Loyola una imagen de constancia, calidad, competitividad y sobre todo, para
entender a este deporte como parte de la educación del ser humano”, afirmó
Gustavo Maggi, uno de sus exalumnos y jugador de categorías aficionadas entre
1960 y 1972.
La magnanimidad y el respeto por el
adversario, que se inculcan desde muy temprano en las aulas y canchas del
Loyola, destacan en el himno de este colegio, ubicado en el municipio Chacao: “(…) es la ley que nos rige y nos gobierna,
la de ser ante todo caballeros; ni por ser en la lucha los primeros, despreciar
al valiente contendor (…)”.
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Insignia Loyaltarra |
“Los
valores morales y espirituales del colegio están por encima de un gol; cuando
uno de nuestros niños y jóvenes va a la cancha, sabe eso perfectamente”, añadió
Maggi, cuyo padre con el mismo nombre fue expresidente de la Federación
Venezolana de Fútbol (1960-1961) y además, en 1966, se convirtió en el primer
criollo en participar del Comité Central de la FIFA.
Orgullo
rojiblanco
Defender los
colores rojos y blancos del Loyola representa un orgullo para sus sacerdotes,
maestros, profesores, personal administrativo, profesional y obrero; padres,
representantes, alumnos, exalumnos e hinchas, dado que no se pueden obviar los
resultados deportivos, a lo largo de casi una centuria.
El Loyola
conquistó cuatro títulos (1925, 1943, 1944 y 1948) en la era amateur,
denominada entonces “Primera División”, y quedó subcampeón en otras cinco
ocasiones: 1942, 1945, 1951, 1952 y 1954.
Adicionalmente,
se adjudicaron dos ediciones de la Copa Venezuela, en 1942 y 1943, tras
derrotar en las respectivas finales al Litoral FC y Dos Caminos.
Entonces,
la rivalidad en los rectángulos de juego con el equipo del colegio La Salle
había configurado el primer gran clásico del balompié nacional, en especial
entre los aficionados de la capital de la República.
“Caracas
era una ciudad muy pequeña, no había televisión y esos partidos entre Loyola y
La Salle acaparaban la atención de la gente, y se convertían en noticia para
los periódicos”, refirió Maggi.
En 1954, el
paroxismo de esa rivalidad fue motivo de preocupación para el Papa Pío XII,
quien recomendó a las autoridades eclesiásticas de ambos colegios que evitaran
las confrontaciones físicas y verbales de fanáticos y jugadores.
“Yo estaba
en el camerino del Loyola en ese momento, compartía con los jugadores y creo
que la rivalidad con La Salle siempre fue manejable”, terció al respecto Carlos
Eduardo Gómez, exalumno y exjugador Loyaltarra, quien es el presidente de la
Fundación Venezuela Fútbol.
“Lo que
pasaba era que La Salle tenía 8 o 9 importados, que ganaban muy bien, y siempre
propiciaban pleitos en la cancha con los 8 o 9 criollos del Loyola”, reveló.
En 1956, el
Loyola decidió retirar a su equipo de la máxima categoría aficionada y un año
más tarde tampoco se inscribió en el primer campeonato de fútbol profesional
organizado en el país (identificado como la Liga Mayor), en el cual se tituló la
Universidad Central de Venezuela (UCV), que contaba con varios jugadores de la
cantera rojiblanca.
El
campeón que no pudo ganarle
Sin
embargo, uno de sus jugadores emblemáticos, Carlos “El Cojo” Rodríguez, con
quien el Loyola había ganado en 1943, impulsó la presencia de su insignia
futbolística en la Limayor: nació Estudiantes FC y culminó en el tercer lugar
de la competencia, luego de disputar ocho partidos.
Este equipo
debutó el 24 de agosto de 1958 en el estadio Olímpico de la UCV, donde venció
2-0 al Deportivo Portugués, que a la postre se coronó en esa campaña y tenía entre
sus figuras al goleador Vinotinto, René Irasque.
Estudiantes ganó tres encuentros,
empató otros tres (dos de ellos ante La Salle) y solo perdió en dos oportunidades
frente al Deportivo Español, cuya máxima estrella era el brasileño Helio
Rodrigues Pinto, apodado “El Mulato”, y quien había jugado con Garrincha y
Nilton Santos en Botafogo.
En ese
conjunto Loyaltarra, bajo la dirección técnica del vasco Triki Azpiritxaga, brillaron
el portero Freddy Brandt, el atacante José Ángel Vidal Douglas (quien fue
fichado en 1950, proveniente del Dos Caminos); el mediocampista Luis Noya, así
como Adolfo Sola, Jesús Landáez, Gustavo Monterola, César Díaz, el brasilero
Jorge Farah y el habilidoso Antonio “El Cojito” Rodríguez.
El reconocimiento que se profesa a
los hermanos Rodríguez en la comunidad Ignaciana se extiende a las nuevas
generaciones. Su legado es fuente de inspiración.
Semillero
inagotable
El experimento profesional del Loyola
no se extendería más de dos años, mientras que la Limayor acaparaba la atención
mediática.
Hasta ese momento, las selecciones
nacionales de fútbol se nutrían de los jugadores de los colegios católicos del país
y de otras escuadras de renombre de la época.
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Richard Páez ha elogiado su cantera |
Fue así desde 1926, cuando por
primera vez la selección nacional de fútbol jugó dos partidos amistosos ante el
Deportivo Santander de Colombia, en el engramado del Hipódromo de El Paraíso.
En ambos cotejos que ganaron los
criollos 6-1 y 4-1, los Loyaltarras Leopoldo Márquez y Santiago Pérez anotaron
uno y dos goles respectivamente, mientras que otro de sus compañeros, Roberto
Pérez, también alcanzó elogios de la crítica deportiva.
No obstante, a principios de los
años 70, la mayoría de los colegios de Caracas -entre ellos, el Loyola- apostó
por la formación desde las categorías menores, en aras de incorporarse a las
ligas estudiantiles recién confeccionadas. Es decir, se desvincularon de la
tutela de la FVF.
Al respecto, el Padre Miguel Ángel
Calvo se preocupó por buscar alianzas y fundar distintas ligas colegiales. En
retribución al logro, la cancha más importante del plantel en Chacao lleva su
nombre, además que se juega un torneo en su honor.
Y es que desde que Gastaminza promovió la
práctica del fútbol en el plantel y la participación de las distintas
categorías, hubo representación rojiblanca en los campeonatos del Distrito
Federal (DF).
Incluso, el prelado valoraba que sus
equipos realizaran intercambios deportivos con otras instituciones católicas
del interior del país.
En este sentido, el 1º de abril de
1939 se materializó la visita del primer equipo de fútbol del estado Mérida a
Caracas; en este caso el Colegio San José. El primer desafío fue ganado por el
Loyola 4-3 y en el segundo, triunfaron los andinos por 3-1.
Sobre la
base de esa vanguardia gerencial, en 1926 el Loyola se había inscrito en la Federación
Nacional de Fútbol, precursora de la actual FVF.
Diez años
después, el gobierno de Eleazar López Contreras inauguró el estadio nacional en
El Paraíso, donde dirimieron rivalidades deportivas Loyola y Dos Caminos.
En las
proximidades de esa zona, los estudiantes loyoleros del primer cuarto del siglo
XX habían exhibido sus habilidades en unos terrenos dispuestos para la
disciplina deportiva. También tuvieron oportunidad de desarrollarlas en otros
espacios similares en San Martín.
En ocasión
a la visita del Club Atlético Corrales de Paraguay, en 1940, varios jugadores
del Loyola integraron un combinado junto al Deportivo Español y Litoral. Aunque
cayeron 0-2, la prensa de Caracas destacó el desempeño del guardameta
Azpiritxaga en el césped del estadio nacional de El Paraíso.
Con el
prestigio de sus actuaciones, en 1949, el equipo de primera categoría amateur del
Loyola intervino en el torneo Copa “Junta Militar de Gobierno”. Allí rivalizó
con el Litoral FC, La Salle y el Deportivo Italia.
Cuatro años
más tarde, en el segundo campeonato nacional de fútbol en Mérida, el Loyola,
que representaba al DF, obtuvo el título, tras batir 1-0 a los locales.
Con la
frente en alto
Igualmente, en los años 40, los
partidos entre equipos aficionados de fútbol se disputaban en el campo de la
Cervecería Caracas, en San Agustín.
Pero en 1952, las batallas con la
esférica se trasladaron al moderno estadio Olímpico de la UCV, donde Loyola y
La Salle siempre supieron animar un clásico capitalino, que bien haría falta en
la actualidad del balompié venezolano.
“Esos partidos eran emocionantes; el
nivel técnico y táctico que se veía en el Olímpico llenaba las expectativas de
la gente. Cuando Loyola o La Salle tenían que representar al fútbol venezolano
en torneos internacionales, nos dejaban bien parados”, recordó Víctor José
López, exdirector del diario Meridiano y miembro del Círculo de Periodistas
Deportivos de Venezuela.
En febrero de 1953, tras culminar en
el coso de la UCV la Copa “Coronel Marcos Pérez Jiménez” (ganada por el
Millonarios de Alfredo Di Stéfano), el Loyola jugó de igual a igual ante el
Rapid de Viena (Austria) y empató a tres goles.
En ese encuentro, Di Stéfano se
enfundó la elástica del Loyola en el segundo tiempo. “Antonio me contó que
había sido una noche gloriosa para el Loyola y por eso, se lamentaba que Di
Stéfano se hubiera ido inmediatamente al Real Madrid”, rememoró Danielle
Briquet, esposa de “El Cojito” Rodríguez.
Gómez también recordó el episodio y
detalló: “Yo creo que Di Stéfano ya había recibido la oferta del Real Madrid en
Bogotá, y cuando vino a Venezuela le hablaron de jugar un partido con Loyola y
La Salle, pero lo hizo solo con el Loyola en ese juego contra el Rapid de Viena”.
Un año antes, en la Copa “Ministerio
de la Defensa”, el Loyola emparejó a un tanto con el Madureira de Brasil. El
gol de la igualdad lo marcó “El Cojito” Rodríguez.
En los siguientes compromisos, no
fue humillado y vendió cara su derrota: 4-3 versus Deportes Quindío y 2-1
frente al Sport Barranquilla.
Ese Loyola de Rodríguez, Brandt,
Noya, Díaz y Monterola evidenció presentaciones dignas ante los oponentes
extranjeros.
Después de casi un siglo en
estadios, canchas, camerinos, gradas y aulas de clases, el Loyola SC ha
constituido un patrimonio, con impronta indeleble, en el fútbol de Venezuela.
Twitter: @rala1970
rafaelastra@gmail.com
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