domingo, 30 de abril de 2023

RENACE EL MARÍTIMO PARA ESCRIBIR LA NUEVA HISTORIA DEL FÚTBOL GUAIREÑO

 Rafael Lastra Veracierto

Después de las incursiones del Atlético Vargas (1988-1990) y Parroquianos FC (1990-1992) en la 2ª división del fútbol profesional venezolano, la espera se prolongó por más de tres décadas.

       En el camino, entre 2015 y 2016, Pelícanos participó sin mayor éxito en la 3ª División, mientras que en 2019, Varguenses FC llegó a instancias decisivas de la categoría de bronce.

       No hay dudas de que todos los esfuerzos apuntaban hacia el propósito del ascenso a la 1ª División de un equipo de balompié con sede en el Litoral Central.

       Además, en esta región de 170 kilómetros de costa emergieron para la Vinotinto jugadores de la talla de Freddy Elie, Carlos “Chiquichagua” Marín, Iván “Tiburón” García, César “Guacharaca” Baena, Douglas “Fósforo” Cedeño, Robert “Bobbie” Elie y más recientemente, Richard “El Avioncito” Blanco y Yangel Herrera.

De ahí que el nacimiento del Club Sport Marítimo de La Guaira, que interviene actualmente en el campeonato de la Liga Futve 2, no solo es un premio a la hinchada sino también el chance de conquistar a la 1ª División.

Se está escribiendo la nueva historia del fútbol guaireño

Entre 1966 y 1968, hubo un equipo de la Liga Mayor (1ª División), denominado Litoral FC, pero nunca jugó como local en una cancha del entonces Departamento Vargas del Distrito Federal. Lo hacía en el estadio Olímpico de la UCV.

Pasión Rojiverde

Tener un equipo profesional de La Guaira en la categoría de oro ha sido la mayor motivación del empresario Roberto Gomes, nacido en la región. Pero también lo fue que en su niñez disfrutó, junto a sus padres y familiares, de la gloria del Sport Marítimo de Venezuela, tetracampeón nacional (1987, 1988, 1990 y 1993).

Aquel proyecto demostró que sí era posible constituir un club de fútbol en el país, como ocurre en Suramérica y Europa: con sede propia, cadena de inferiores, miles de hinchas, inversión de socios deportivos, pago de buenos salarios y diversos beneficios para jugadores, cuerpo técnico y trabajadores administrativos.

El histórico Tetracampeón inspira al Marítimo de La Guaira

       Así, con la inspiración del Marítimo de Venezuela, Gomes hizo la gestión ante la Federación Venezolana de Fútbol y a principios de 2022, adquirió el cupo deportivo de la Unión Local Andina (ULA) en la Liga Futve 2.

       Mientras tanto, Varguenses FC, que desde 2018 había organizado a 12 categorías menores, se fusionó con la nueva divisa para mostrar el talento de los canteranos en toda la geografía nacional.

       En noviembre de 2022, el equipo de la 2ª División empezó sus entrenamientos con los jugadores de la Sub-20, 19 y 18, al tiempo que se fueron incorporando otros con más experiencia.

Para competir en la Liga Futve 2, se confió en Alfarabí “Pin” Romero para ser el director técnico. Oriundo de La Guaira y figura del tetracampeón Sport Marítimo de Venezuela, trajo como asistente técnico a Junior Romero y como preparador de porteros a Alejandro Alcalá.

“Yo gané tres de los cuatro títulos de ese Marítimo y ahora, quiero que este proyecto salga bien”, dijo Romero, que en 2017 logró la escalada a la máxima categoría de la Academia Puerto Cabello.

En su curriculum deportivo, también destacan experiencias con el Zamora FC (2021), la Universidad Central de Venezuela (2018) y la filial del Caracas FC (2016).

"Pin" Romero ya llevó a 1ª división a Academia Puerto Cabello

       Por su parte, Héctor Rivas, otro legendario del Sport Marítimo de Venezuela y la Vinotinto, se encargó de la escuadra Sub-19. Para la Sub 20 y la Sub 17 de Marítimo de La Guaira, se contrataron los servicios de Lenín Bastidas y José Ernesto Bello, entrenadores de la nueva camada del país.

       El 25 de febrero de 2023, se presentó la estructura deportiva del primer equipo y sus divisiones inferiores, en un desfile realizado en el Polideportivo José María Vargas, en Maiquetía.

Debut, primer gol y primera victoria

Luego de tres meses de pretemporada, al Marítimo de La Guaira le tocó su debut en la Liga Futve 2. La tarde del 11 de marzo de 2023, ante más de mil personas en el estadio Brígido Iriarte de Caracas, igualó sin goles con el Deportivo Miranda.

Rodríguez, Murillo, Fuentes, Villarroel, Bello, Sojo
J. Castillo, Márquez, Palacio, Hidalgo y González

Fue su primer punto en el grupo Centroriental, donde rivaliza con Aifi de Guayana, Bolívar Sport Club, Atlético La Cruz, Academia Anzoátegui, Dynamo Puerto FC, Nueva Esparta FC y Deportivo Miranda.

En condición de visitante, el equipo litoralense presentó su primera alineación titular con Jhan Rodríguez (colombiano) en el arco; Manuel Fuentes, Oscar Villarroel, Héctor Bello y Diego Hidalgo en la defensa; Kevin Palacio, Michael Márquez, César “Peluche” González, Johnattan Castillo y José Iré Sojo en el mediocampo, mientras que Jeiller Murillo (colombiano) estuvo en el ataque.

Iré Sojo, de La Guaira y con 29 años de edad, fue el capitán maritimista. Ocho días después, anotó el primer gol de la divisa Rojiverde en esta nueva etapa. Lo hizo desde el punto penal, en el juego disputado en el coso de Maiquetía contra la Academia Anzoátegui.

El primer triunfo en la historia del Sport Marítimo de La Guaira en la Liga Futve 2, ocurrió el 16 de abril de 2023, tras vencer 1-0 al Nueva Esparta FC, en el aludido campo, y con anotación de Diego Castillo.

Celebración de la primera victoria en la historia del club

El 26 de abril, en medio de la 8ª jornada oficial, el Marítimo estrenó su nueva cancha del complejo deportivo Camurí Chico, en Caraballeda. Esa tarde venció 1-0 al Atlético La Cruz, gracias a una diana de Emmanuel Moreno.

La Pasión Rojiverde ya se siente, ya se respira. Es la nueva historia de un club de fútbol que no tiene complejos y aspira a los más altos honores en el circuito venezolano.

El Sport Marítimo ha llegado nuevamente y esta vez, pretende quedarse en el corazón de miles de aficionados.

Twitter: @Rala1970 Fotos de Roberto Santos

 


viernes, 30 de diciembre de 2022

LA ETERNIDAD INDUBITABLE DE PELÉ

Rafael Lastra Veracierto
Foto Ángel Obertein
    
    Me van a disculpar la primera persona y la premura. Pero, acaba de ascender al Monte Parnaso el más grande del fútbol: Irrepetible, Pelé. 
   "Tú no lo viste jugar. Era una pantera, inigualable con sus movimientos y cómo encaraba el arco rival", me dijo mi padre, Eutimio Lastra (+), un profesor de Matemática y Física, enamorado del fútbol espectáculo, de aquel Brasil de otra galaxia del Mundial de México 1970. 
    Y sí, nací en agosto de 1971, cuando Pelé estaba por retirarse y solo pude analizarlo a través de innumerables videos y documentales. Hoy en YouTube hay muchísimos más. 
    Sin embargo, mi oficio irreductible, el periodismo, me dio el chance de interactuar con O'Rei. Eran los tiempos febriles del diario Meridiano, donde las tertulias vespertinas con mi director y amigo entrañable, Víctor López, terminaron por convencerme de su trascendencia histórica. 
    "Ve allá y no preguntes pendejadas. Pelé es una estrella, no te olvides", indicó El Vito, antes de abordar el vehículo hacia el principal aeropuerto del país, en mi natal Maiquetía, estado Vargas. 
    Pelé llegó a Venezuela en los albores del Mundial de EEUU 1994 junto a su segunda esposa, Assiria Lemos Seixas. Le recibió su representante en el país, Jaime Maier, un brasilero de origen judío con el que compartí la pasión por el Flamengo de Zico, Junior, Andrade y Renato Gaucho. 
    "Hay que tener cuidado con Suecia", advirtió el astro, que no se caracterizó precisamente por sus atinados vaticinios en las distintas copas del mundo. También, abogó por Ronaldo Nazario de Lima, a quien definió como un killer, tras su paso goleador con el Cruzeiro. 
    Pero, en ese Mundial, el Brasil de Parreira no practicó el jogo bonito, apenas sí mostró los dientes con Romario y Bebeto; no se le concedió un minuto al joven Ronaldo, sufrió mucho para batir en semifinales a la Suecia de Brolin y Dahlin (el que no quería nada con Venezuela) y terminó por adjudicarse el Tetracampeonato, al superar en penaltis a la Italia de Baggio y Baresi. 
    De aquella rueda de prensa con Pelé en 1994, en el salón VIP del aeropuerto, es la foto de quien escribe, con aquellos imposibles 23 años, recién graduado en la UCV. 
    Fueron en total cuatro encuentros con Pelé y por qué no decirlo, el orgullo que siento es inmenso. Entrevistarlo, con el respeto de otros jugadores, ha sido un privilegio de vida. 
    Entonces, sí, no lo detallé en la TV, como he observado a los que marcaron pauta en mi época: Maradona, Zico, Scifo, Baggio, Zidane, Ronaldinho Gaucho, Ronaldo, Cristiano, Stalin Rivas, Iniesta y Messi. 
    Pero, como periodista, aprecié su calidad humana. Todo más allá de la epopeya de sus tres títulos universales de 1958, 1962 y 1970. 
    Hasta le escuché decir que "Venezuela tendrá mejor actuación cuando el fútbol pase a ser un asunto de Estado". 
    Fuiste, sin dudas, el más grande, Pelé. Descansa en paz. 

Twitter: @Rala1970 
IG: @Dicktracy555

miércoles, 15 de septiembre de 2021

EL SALTO DE LA REINA YULIMAR EN MAIQUETÍA

 

La plusmarquista disfrutó su llegada a Tierra de Gracia

Rafael Lastra Veracierto 

Su estatura y naturalidad siempre han sobresalido. Este martes 14 de septiembre de 2021, no fue la excepción. Apenas vio a su madre, Yulecsis Rodríguez, la abrazó fuerte y preguntó por los suyos en Puerto La Cruz: Yulimar Rojas, medalla de oro en salto triple de los Juegos Olímpicos de Tokio y campeona mundial de la especialidad, ya estaba en Tierra de Gracia.

A la joven de 25 años de edad, recientemente campeona de la Liga Diamante de Atletismo en Zúrich (Suiza), la esperaban el director general del Instituto Aeropuerto Internacional de Maiquetía (Iaim), Freddy Borges, acompañado por el ministro del Deporte, Mervin Maldonado; el presidente del Comité Olímpico Venezolano, Eduardo Álvarez, y el alcalde del municipio Vargas, José Alejandro Terán.

Los elogios y homenajes en la zona de tránsito, donde destacan gigantografías de su hazaña olímpica y la del resto de los medallistas (Daniel Dhers, Julio Mayora y Keydomar Vallenilla) no captaron tanto su atención, como sí la sonrisa y los brazos, en señal de alegría, de decenas de trabajadores y pasajeros del principal aeródromo del país. Con la bandera nacional en su espalda, no se cansó de derrochar simpatía, besos a la distancia y tampoco fue indiferente a los tambores locales que sonaron en su nombre.  

El abrazo con su mamá, el más deseado

“Es nuestra reina gloriosa, de Venezuela para el mundo”, exclamó una pasajera en el pasillo superior cuando la vio abordar la caravana que la trasladó junto a sus parientes hasta la ciudad de Caracas.

“Es altísima, es la nuestra, la del pueblo, y del oro eterno”, comentó emocionado un maletero mientras prestaba sus servicios frente a los mostradores de una aerolínea con vuelo a El Vigía, estado Mérida.

En el camino hacia la autopista Caracas-Litoral, un dispositivo de seguridad de la Guardia Nacional y la Policía de La Guaira custodió la caravana de vehículos que avanzó lentamente. La plusmarquista del salto triple no desaprovechó la ocasión para saludar a cientos de conductores que le manifestaron su afecto. No parecía extrañar al calor guaireño, similar al de su Anzoátegui de recuerdos y añoranzas.

“Estamos felices de estar en casa. Me siento agradecida de tanto cariño de los venezolanos; espero seguirles dando alegrías, cosas buenas y positivas”, dijo en su breve encuentro con los periodistas dentro de la zona aeroportuaria.

Una vez más, el acceso a los comunicadores sociales de los medios privados no fue posible, pero eso es una anécdota de la nimiedad. El salto de la Reina Yulimar en Maiquetía eclipsó a toda una nación a sus pies.

Twitter: @Rala1970


lunes, 10 de mayo de 2021

EL CUCHILLO ENTRE LOS DIENTES DEL ALTIPLANO

 


Rafael Lastra Veracierto

César Farías se asegura vivir al límite de sus experiencias. En su aparente mesura, lo seduce “el cuchillo entre los dientes” de su adrenalina, ese convencimiento por trascender desde el ojo del huracán.

Fue uno de los aventajados alumnos del serbio Milhan Miljanic (ex técnico del Real Madrid y de la selección yugoslava en los años 70), en medio del Curso FIFA celebrado en 1994 en la isla de Margarita. “Ya sabrán de mí, más allá de las narices de la prensa”, confesó a quien escribe en el salón de sesiones.

Entrenaba doble turno a sus dirigidos, como pocos en esa época, y no le atraía el lirismo de jugar para distraer a la tribuna. Le motivaba el equilibrio táctico, concepto que compartía con su mentor, Lino Alonso, un entrenador de origen gallego que dirigió por más de una década a las selecciones menores de Venezuela y que en 1998 obtuvo la segunda medalla de oro del fútbol nacional en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Maracaibo.  

“Al gordo (como le decía a Alonso) lo han irrespetado; es el único que se sube a un autobús más de 12 horas para buscar a un jugador, verlo entrenar y tratar de ayudarlo con su familia”, dijo en una entrevista desde su casa natal en Cumaná, tras ascender en 1998 al equipo local Nueva Cádiz, a la máxima categoría del balompié profesional.

Nacido en Güiria, estado Sucre, hace 48 años, su carta de presentación de la Vinotinto (2007-2014) lo ha llevado a India, México, Paraguay y ahora, roza las nubes de La Paz: Primero en el club The Strongest (donde Alonso le acompañara hasta su muerte) y luego, en la selección del Altiplano.

Por estos días, los medios de comunicación social en Bolivia se dividen en exigirle la dimisión o condicionar su  permanencia en la Verde que disputa las eliminatorias suramericanas al Mundial de Catar 2022.

Cualquier desprevenido lector, imaginará que un empate y tres derrotas en los primeros cuatro partidos no deberían interrumpir su gestión y que allá, a diferencia de Venezuela, se ha clasificado a tres copas mundiales de balompié (1930, 1950 y 1994).

“Aquí, ya sabes cómo es esto. Estoy consciente de cómo se juegan las eliminatorias en esta parte del planeta y no voy a renunciar”, escribió por la plataforma de Whatsapp.

En las clasificatorias del Mundial de Suráfrica 2010, llevó a Venezuela al sexto peldaño, a solo dos puntos de Uruguay, que finalmente ganó el repechaje que lo condujo a la competencia orbital.

Desde el epicentro de la polémica, a Farías nadie podrá quitarle su mayor orgullo con la selección Vinotinto, tras alcanzar el mejor registro de participaciones en la historia de la Copa América: cuarto lugar en Argentina 2011.

“Hay que jugar con el cuchillo entre los dientes y estar preparado física y mentalmente, porque la victoria no tiene sustituto”, agregó por la mencionada plataforma de mensajería.

¿Será que en Bolivia están dispuestos a esperar por su fórmula? En junio de este 2021, con la reanudación de las eliminatorias, se conocerá la respuesta.  

 

 

 

jueves, 20 de agosto de 2020

BERNARDO AÑOR: FIGURA DE LA VINOTINTO QUE ENFRENTÓ A MARADONA EN 1985

La Vinotinto de 1985 de Bernardo Añor

Rafael Lastra Veracierto

Para las redes sociales, Bernardo Añor Guillamón es el papá de los vinotintos Juanpi y Bernardo Luis.

Sin embargo, en 1985 fue figura de la selección nacional de mayores, cuando disputó las eliminatorias mundialistas contra la Argentina de Diego Armando Maradona, “El Tigre” Gareca y Jorge Valdano; el Perú de César Cueto y Juan Carlos Oblitas, y la Colombia de Pedro Zape y Willington Ortíz.

El DT de Venezuela, Walter “Cata” Roque, no solo contaba con él sino con un grupo que se consideraba el de mayor talento técnico de la época, que sabía con la pelota y pudo, como en efecto casi lo logró, cambiar el rumbo de las humillaciones.

Con su potencia física y buen manejo de balón, Añor compartía irreverencias desde el mediocampo con William “Gambeta” Méndez, Carlos Maldonado, Nelson Carrero y Asdrúbal “Memín” Sánchez, además de otros que marcaron pauta como Pedro Febles, René Torres, Robert “Bobbie” Elie, Pedro Acosta, Nicola Simonelli, Douglas “Fósforo” Cedeño, Emilio Campos y Carlos “Cachorro” Betancourt.

“¿Cómo vamos a decir algo de Guacha (César Baena, el portero oriundo de La Guaira) que siempre nos salvó de goleadas escandalosas?”, se preguntó Añor desde la sede de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio de Loyola, en Chacao.

Se refería a aquel 26 de mayo de 1985, cuando Maradona y Pasarella anotaron dos goles de pelota quieta que fueron determinantes para la victoria argentina por 3-2 en el estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal.

“El gol de René fue inolvidable, pero también me acuerdo de cuando salía algo retrasado del camerino y me encontré en el túnel a Maradona y Pasarella hablando con el árbitro principal (el uruguayo Juan Daniel Cardellino), diciéndole que nosotros estábamos muy enfocados; fue cuando les grité que si querían lo arreglaran todo sin jugar el segundo tiempo. Ellos se sorprendieron al escucharme”, reveló.

En esas clasificatorias, Añor alineó en los seis partidos, en los cuales solo se obtuvo un punto honorífico el 23 de junio, cuando un gol suyo, de media volea y dentro del área, no solo estremeció los cimientos de Pueblo Nuevo sino que el guardameta colombiano Ormeño Gómez, aún debe andar buscando la pelota. Como “El Pato” Fillol con el remate de Torres.

“Antes de ese partido con Colombia, jugamos en Lima y a pesar de la derrota 4-1, fui considerado el mejor del partido. Al final (Rubén Toribio) 'Panadero' Díaz y yo intercambiamos camisetas, y luego con pena y rabia tuve que devolvérsela porque me la iban a cobrar. Esas eran las cosas que siempre nos distanciaron de la Federación”, rememoró.

En 1989, bajo los lineamientos de Carlos Horacio Moreno, volvió a vestir la elástica nacional para las eliminatorias del Mundial de Italia. Fueron días aciagos, pero le quedó la satisfacción de haber gestado dentro del área chilena el tanto vinotinto, finalmente capitalizado por el merideño Ildemaro Fernández. Venezuela cayó 1-3 en el Brígido Iriarte.

Unos meses atrás, estuvo en la Vinotinto que al mando de Moreno mostró toque e irreverencia en la Copa América de 1989 en Brasil. “Con Carlos Horacio había buen entendimiento, pues venía de ser jugador, de compartir con muchos en las canchas. Además, comprendimos de él que era posible jugar como un equipo”, destacó.

El oro de Venezuela

Añor fue convocado para entrenamientos de la selección nacional cuando estudiaba el último año de bachillerato en el Colegio San Ignacio de Loyola, ubicado en Chacao. 

Añor, a la derecha, también brilló en JJOO de Moscú 1980
         Esa actitud precoz le dio la posibilidad de ir al Preolímpico Sub-23 de Colombia en 1980. Y el esfuerzo no fue en vano: por deserción de Perú y Argentina, que decidieron plegarse al boicot promovido por Estados Unidos, Venezuela avanzó al torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos en Moscú.

“En el preolímpico estuve en la alineación del Todos Estrellas y hay que resaltar que quedamos por encima de Brasil”, hilvanó desde sus recuerdos.

El DT Manuel Plasencia le dio su confianza en los reveses ante la URSS 4-0 (“Tuve una oportunidad de un disparo ante Dassaev, pero lo contuvo bien”, confesó) y Cuba 2-1, y en el triunfo 2-1 frente a Zambia.

“Para que te digo más, fue un descaro enorme”, comentó en torno al gol en off side del atacante cubano Ramón Núñez, validado por el árbitro español Emilio Guruceta.

“Los Juegos Olímpicos, más allá de lo ideológico, fueron una gran experiencia. Dos años después, nos vengamos de Cuba cuando la eliminamos en sus Juegos Centroamericanos. El gol que les hizo 'Fósforo' Cedeño en semifinales fue como él: alegría y más alegría”, prosiguió.

En la final contra México, tras una gran jugada de José “Cherry” Gamboa, aprovechó el rebote del portero y la envió a la red para celebrar la primera medalla de oro del fútbol venezolano.

Preparador físico a la altura

Un año antes, el mediocampista nacido en Caracas el 7 de octubre de 1959 integró el plantel vinotinto que obtuvo la medalla de bronce en los IX Juegos Bolivarianos en Barquisimeto, donde marcaría el gol del empate contra Perú.

Igualmente, estuvo en la selección que participó en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983: “Tuvimos un preparador físico checoslovaco, de apellido Scrinkev, que nos motivó mucho y nos enseñó qué era lo que se estaba haciendo en ese ámbito del fútbol”.

Previo a ese certamen continental, en el que se perdió 1-0 con Uruguay y se derrotó 3-2 a Bermuda, viajó a una serie internacional en la isla de Curazao. “Luego de jugar contra el Santos allá, tuve el honor de captar la atención de mi ídolo Pelé, quien elogió mi desempeño en la cancha. La foto que nos tomamos la tengo grabada en mi memoria”, manifestó.

Bernardo Añor inició su carrera profesional en 1981 con el Deportivo Italia, para luego ir al Deportivo Táchira, Destroyers de Bolivia, donde jugó la temporada de 1985, y el Caracas FC.

 

“Estudiantes de Mérida me vino a buscar a los 15 años, pero estaba muy bien en el Loyola, en el que jugué en todas sus categorías”, puntualizó quien comenzaría sus andanzas con la esférica a la edad de seis años, de la mano del Padre Miguel Ángel Calvo.

Se retiró del circuito rentado de balompié en 1992, con la franela del Deportivo Italia. Quien escribe fue testigo de su declaración a los medios de comunicación social: “Todo me lo ha dado el fútbol”.

Tanto así, que sus hijos Juan Pablo y Bernardo Luis no solo lo emularon al ser jugadores de este deporte. También lo equipararon en el orgullo Loyaltarra y Vinotinto. 

Twitter: @rala1970   

rafaelastra@gmail.com

martes, 28 de enero de 2020

LOYOLA SC: 97 AÑOS DE TRADICIÓN Y CULTO AL FÚTBOL VENEZOLANO

Antonio El Cojito Rodríguez: figura legendaria del club

Rafael Lastra Veracierto



Desde 1923, cuando el Padre Feliciano Gastaminza formó el primer equipo de fútbol del Colegio San Ignacio de Loyola, hasta la actualidad, no hay dudas del invaluable aporte de esta institución educativa a la génesis y consolidación de este deporte en Venezuela
El Loyola alienta el devenir del fútbol nacional, como semillero inagotable de atletas, quienes también procuran ser buenos ciudadanos.
“El fútbol venezolano le debe al Loyola una imagen de constancia, calidad, competitividad y sobre todo, para entender a este deporte como parte de la educación del ser humano”, afirmó Gustavo Maggi, uno de sus exalumnos y jugador de categorías aficionadas entre 1960 y 1972.
La magnanimidad y el respeto por el adversario, que se inculcan desde muy temprano en las aulas y canchas del Loyola, destacan en el himno de este colegio, ubicado en el municipio Chacao: “(…) es la ley que nos rige y nos gobierna, la de ser ante todo caballeros; ni por ser en la lucha los primeros, despreciar al valiente contendor (…)”.
Insignia Loyaltarra
       “Los valores morales y espirituales del colegio están por encima de un gol; cuando uno de nuestros niños y jóvenes va a la cancha, sabe eso perfectamente”, añadió Maggi, cuyo padre con el mismo nombre fue expresidente de la Federación Venezolana de Fútbol (1960-1961) y además, en 1966, se convirtió en el primer criollo en participar del Comité Central de la FIFA.

Orgullo rojiblanco
       Defender los colores rojos y blancos del Loyola representa un orgullo para sus sacerdotes, maestros, profesores, personal administrativo, profesional y obrero; padres, representantes, alumnos, exalumnos e hinchas, dado que no se pueden obviar los resultados deportivos, a lo largo de casi una centuria.
       El Loyola conquistó cuatro títulos (1925, 1943, 1944 y 1948) en la era amateur, denominada entonces “Primera División”, y quedó subcampeón en otras cinco ocasiones: 1942, 1945, 1951, 1952 y 1954.
       Adicionalmente, se adjudicaron dos ediciones de la Copa Venezuela, en 1942 y 1943, tras derrotar en las respectivas finales al Litoral FC y Dos Caminos.
       Entonces, la rivalidad en los rectángulos de juego con el equipo del colegio La Salle había configurado el primer gran clásico del balompié nacional, en especial entre los aficionados de la capital de la República.
       “Caracas era una ciudad muy pequeña, no había televisión y esos partidos entre Loyola y La Salle acaparaban la atención de la gente, y se convertían en noticia para los periódicos”, refirió Maggi.
       En 1954, el paroxismo de esa rivalidad fue motivo de preocupación para el Papa Pío XII, quien recomendó a las autoridades eclesiásticas de ambos colegios que evitaran las confrontaciones físicas y verbales de fanáticos y jugadores.
       “Yo estaba en el camerino del Loyola en ese momento, compartía con los jugadores y creo que la rivalidad con La Salle siempre fue manejable”, terció al respecto Carlos Eduardo Gómez, exalumno y exjugador Loyaltarra, quien es el presidente de la Fundación Venezuela Fútbol.
       “Lo que pasaba era que La Salle tenía 8 o 9 importados, que ganaban muy bien, y siempre propiciaban pleitos en la cancha con los 8 o 9 criollos del Loyola”, reveló.
       En 1956, el Loyola decidió retirar a su equipo de la máxima categoría aficionada y un año más tarde tampoco se inscribió en el primer campeonato de fútbol profesional organizado en el país (identificado como la Liga Mayor), en el cual se tituló la Universidad Central de Venezuela (UCV), que contaba con varios jugadores de la cantera rojiblanca.

El campeón que no pudo ganarle
       Sin embargo, uno de sus jugadores emblemáticos, Carlos “El Cojo” Rodríguez, con quien el Loyola había ganado en 1943, impulsó la presencia de su insignia futbolística en la Limayor: nació Estudiantes FC y culminó en el tercer lugar de la competencia, luego de disputar ocho partidos.
       Este equipo debutó el 24 de agosto de 1958 en el estadio Olímpico de la UCV, donde venció 2-0 al Deportivo Portugués, que a la postre se coronó en esa campaña y tenía entre sus figuras al goleador Vinotinto, René Irasque.
Estudiantes ganó tres encuentros, empató otros tres (dos de ellos ante La Salle) y solo perdió en dos oportunidades frente al Deportivo Español, cuya máxima estrella era el brasileño Helio Rodrigues Pinto, apodado “El Mulato”, y quien había jugado con Garrincha y Nilton Santos en Botafogo.
       En ese conjunto Loyaltarra, bajo la dirección técnica del vasco Triki Azpiritxaga, brillaron el portero Freddy Brandt, el atacante José Ángel Vidal Douglas (quien fue fichado en 1950, proveniente del Dos Caminos); el mediocampista Luis Noya, así como Adolfo Sola, Jesús Landáez, Gustavo Monterola, César Díaz, el brasilero Jorge Farah y el habilidoso Antonio “El Cojito” Rodríguez. 
El reconocimiento que se profesa a los hermanos Rodríguez en la comunidad Ignaciana se extiende a las nuevas generaciones. Su legado es fuente de inspiración.

Semillero inagotable
El experimento profesional del Loyola no se extendería más de dos años, mientras que la Limayor acaparaba la atención mediática.
Hasta ese momento, las selecciones nacionales de fútbol se nutrían de los jugadores de los colegios católicos del país y de otras escuadras de renombre de la época.
Richard Páez ha elogiado su cantera
Fue así desde 1926, cuando por primera vez la selección nacional de fútbol jugó dos partidos amistosos ante el Deportivo Santander de Colombia, en el engramado del Hipódromo de El Paraíso.
En ambos cotejos que ganaron los criollos 6-1 y 4-1, los Loyaltarras Leopoldo Márquez y Santiago Pérez anotaron uno y dos goles respectivamente, mientras que otro de sus compañeros, Roberto Pérez, también alcanzó elogios de la crítica deportiva.
No obstante, a principios de los años 70, la mayoría de los colegios de Caracas -entre ellos, el Loyola- apostó por la formación desde las categorías menores, en aras de incorporarse a las ligas estudiantiles recién confeccionadas. Es decir, se desvincularon de la tutela de la FVF.
Al respecto, el Padre Miguel Ángel Calvo se preocupó por buscar alianzas y fundar distintas ligas colegiales. En retribución al logro, la cancha más importante del plantel en Chacao lleva su nombre, además que se juega un torneo en su honor.
 Y es que desde que Gastaminza promovió la práctica del fútbol en el plantel y la participación de las distintas categorías, hubo representación rojiblanca en los campeonatos del Distrito Federal (DF).
Incluso, el prelado valoraba que sus equipos realizaran intercambios deportivos con otras instituciones católicas del interior del país.
En este sentido, el 1º de abril de 1939 se materializó la visita del primer equipo de fútbol del estado Mérida a Caracas; en este caso el Colegio San José. El primer desafío fue ganado por el Loyola 4-3 y en el segundo, triunfaron los andinos por 3-1.
       Sobre la base de esa vanguardia gerencial, en 1926 el Loyola se había inscrito en la Federación Nacional de Fútbol, precursora de la actual FVF.
       Diez años después, el gobierno de Eleazar López Contreras inauguró el estadio nacional en El Paraíso, donde dirimieron rivalidades deportivas Loyola y Dos Caminos.
       En las proximidades de esa zona, los estudiantes loyoleros del primer cuarto del siglo XX habían exhibido sus habilidades en unos terrenos dispuestos para la disciplina deportiva. También tuvieron oportunidad de desarrollarlas en otros espacios similares en San Martín.
       En ocasión a la visita del Club Atlético Corrales de Paraguay, en 1940, varios jugadores del Loyola integraron un combinado junto al Deportivo Español y Litoral. Aunque cayeron 0-2, la prensa de Caracas destacó el desempeño del guardameta Azpiritxaga en el césped del estadio nacional de El Paraíso.
       Con el prestigio de sus actuaciones, en 1949, el equipo de primera categoría amateur del Loyola intervino en el torneo Copa “Junta Militar de Gobierno”. Allí rivalizó con el Litoral FC, La Salle y el Deportivo Italia.
       Cuatro años más tarde, en el segundo campeonato nacional de fútbol en Mérida, el Loyola, que representaba al DF, obtuvo el título, tras batir 1-0 a los locales.

Con la frente en alto
Igualmente, en los años 40, los partidos entre equipos aficionados de fútbol se disputaban en el campo de la Cervecería Caracas, en San Agustín.
Pero en 1952, las batallas con la esférica se trasladaron al moderno estadio Olímpico de la UCV, donde Loyola y La Salle siempre supieron animar un clásico capitalino, que bien haría falta en la actualidad del balompié venezolano.
“Esos partidos eran emocionantes; el nivel técnico y táctico que se veía en el Olímpico llenaba las expectativas de la gente. Cuando Loyola o La Salle tenían que representar al fútbol venezolano en torneos internacionales, nos dejaban bien parados”, recordó Víctor José López, exdirector del diario Meridiano y miembro del Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela.
En febrero de 1953, tras culminar en el coso de la UCV la Copa “Coronel Marcos Pérez Jiménez” (ganada por el Millonarios de Alfredo Di Stéfano), el Loyola jugó de igual a igual ante el Rapid de Viena (Austria) y empató a tres goles.
En ese encuentro, Di Stéfano se enfundó la elástica del Loyola en el segundo tiempo. “Antonio me contó que había sido una noche gloriosa para el Loyola y por eso, se lamentaba que Di Stéfano se hubiera ido inmediatamente al Real Madrid”, rememoró Danielle Briquet, esposa de “El Cojito” Rodríguez.
Gómez también recordó el episodio y detalló: “Yo creo que Di Stéfano ya había recibido la oferta del Real Madrid en Bogotá, y cuando vino a Venezuela le hablaron de jugar un partido con Loyola y La Salle, pero lo hizo solo con el Loyola en ese juego contra el Rapid de Viena”.
Un año antes, en la Copa “Ministerio de la Defensa”, el Loyola emparejó a un tanto con el Madureira de Brasil. El gol de la igualdad lo marcó “El Cojito” Rodríguez.
En los siguientes compromisos, no fue humillado y vendió cara su derrota: 4-3 versus Deportes Quindío y 2-1 frente al Sport Barranquilla.
Ese Loyola de Rodríguez, Brandt, Noya, Díaz y Monterola evidenció presentaciones dignas ante los oponentes extranjeros.
Después de casi un siglo en estadios, canchas, camerinos, gradas y aulas de clases, el Loyola SC ha constituido un patrimonio, con impronta indeleble, en el fútbol de Venezuela.
 
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