Rafael Lastra Veracierto
César Farías
se asegura vivir al límite de sus experiencias. En su aparente mesura, lo
seduce “el cuchillo entre los dientes” de su adrenalina, ese convencimiento por
trascender desde el ojo del huracán.
Fue uno de
los aventajados alumnos del serbio Milhan Miljanic (ex técnico del Real Madrid
y de la selección yugoslava en los años 70), en medio del Curso FIFA celebrado
en 1994 en la isla de Margarita. “Ya sabrán de mí, más allá de las narices de
la prensa”, confesó a quien escribe en el salón de sesiones.
Entrenaba
doble turno a sus dirigidos, como pocos en esa época, y no le atraía el lirismo
de jugar para distraer a la tribuna. Le motivaba el equilibrio táctico,
concepto que compartía con su mentor, Lino Alonso, un entrenador de origen
gallego que dirigió por más de una década a las selecciones menores de Venezuela
y que en 1998 obtuvo la segunda medalla de oro del fútbol nacional en los
Juegos Centroamericanos y del Caribe en Maracaibo.
“Al gordo
(como le decía a Alonso) lo han irrespetado; es el único que se sube a un
autobús más de 12 horas para buscar a un jugador, verlo entrenar y tratar de
ayudarlo con su familia”, dijo en una entrevista desde su casa natal en Cumaná,
tras ascender en 1998 al equipo local Nueva Cádiz, a la máxima categoría del
balompié profesional.
Nacido en
Güiria, estado Sucre, hace 48 años, su carta de presentación de la Vinotinto
(2007-2014) lo ha llevado a India, México, Paraguay y ahora, roza las nubes de
La Paz: Primero en el club The Strongest (donde Alonso le acompañara hasta su
muerte) y luego, en la selección del Altiplano.
Por estos
días, los medios de comunicación social en Bolivia se dividen en exigirle la
dimisión o condicionar su permanencia en
la Verde que disputa las eliminatorias suramericanas al Mundial de Catar 2022.
Cualquier
desprevenido lector, imaginará que un empate y tres derrotas en los primeros
cuatro partidos no deberían interrumpir su gestión y que allá, a diferencia de Venezuela,
se ha clasificado a tres copas mundiales de balompié (1930, 1950 y 1994).
“Aquí, ya
sabes cómo es esto. Estoy consciente de cómo se juegan las eliminatorias en
esta parte del planeta y no voy a renunciar”, escribió por la plataforma de
Whatsapp.
En las
clasificatorias del Mundial de Suráfrica 2010, llevó a Venezuela al sexto
peldaño, a solo dos puntos de Uruguay, que finalmente ganó el repechaje que lo
condujo a la competencia orbital.
Desde el
epicentro de la polémica, a Farías nadie podrá quitarle su mayor orgullo con la
selección Vinotinto, tras alcanzar el mejor registro de participaciones en la
historia de la Copa América: cuarto lugar en Argentina 2011.
“Hay que
jugar con el cuchillo entre los dientes y estar preparado física y mentalmente,
porque la victoria no tiene sustituto”, agregó por la mencionada plataforma de
mensajería.
¿Será que en
Bolivia están dispuestos a esperar por su fórmula? En junio de este 2021, con
la reanudación de las eliminatorias, se conocerá la respuesta.
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