miércoles, 31 de enero de 2018

RASTROS DEL INCONSCIENTE MUNDIALISTA 1970, 1974 y 1978

Mi entrevista con Pelé en 1994

Cuando nací, en agosto de 1971, Brasil era tricampeón del fútbol universal. Aquella legión inalcanzable, gente de otro planeta definitivamente, marcó la impronta del jogo bonito que cautivó a todos en la cita de México.
No tengo vivencias en este caso como tampoco de las dos copas orbitales siguientes, en Alemania 1974 y Argentina 1978, pero sí la verificación documental, a través de videos y testimonios de esa época, entre ellos el de mi padre, Eutimio Lastra Rivas, un educador cumanés adoptado a nuestra Guaira y quien, como estudiante de Ingeniería de la UCV, entrenó con próceres del fútbol venezolano de entonces como el portero de la Vinotinto, Miguel Sanabria.
“Pelé era una pantera, un atacante temible que siempre respetó los códigos del fútbol. En la final contra Italia, Brasil, aún con esas luminarias, no arropó en el primer tiempo. Ya después, impuso su mayor calidad”, me decía el viejo, que en sus años mozos se destacó como lateral derecho en un equipo amateur de su ciudad primogénita del continente.
Crecí alucinando con cada toma televisiva de esa maquinaria amazónica; la fantasía con el balón al pie de Tostao, las diagonales y tiros de media distancia de Rivelinho; la determinación de Clodoaldo y la habilidad desequilibrante de Jairzinho.
Este último, que vino a Venezuela en 1977 con el Portuguesa FC, fue víctima indirecta de una de las más memorables atajadas de portero alguno en la historia de los mundiales: Gordon Banks, guardameta de Inglaterra, midió su centro y le detuvo un balón cabeceado con etiqueta de gol a Pelé, prácticamente volando de palo a palo. Todavía me impresiono cuando analizo esa jugada.
En esa cita de México 70, Banks no era ni fue mejor que el ruso Lev Yasin (apodado “la araña negra” por sus oscuras vestimentas), que hoy reviven los medios digitales ante la proximidad del Mundial de Rusia 2018.
Es muy probable que la juventud que maneja redes sociales y medios on line poco habrá reparado en la elegancia caudillesca de Franz Beckenbauer y su Alemania que en 1974 fue capaz de derrotar en el campo de juego la tesis esnobista del “fútbol total” de Rinus Michels, Johan Cruyff, Resenbrink, Krol y Neeskens.
Aún conozco trasnochados que suspiran por esa filosofía integradora de “la naranja mecánica”, pero en el Olímpico de Munich (1974) y en el Monumental de River (1978) no logró el objetivo superior. Al contrario de lo que pregonan sus defensores, Holanda es la que está en deuda con el fútbol.
Al revisar las imágenes de ese partido en Munich, uno no se explica cómo se le concedió espacios al goleador Muller para rematar la esférica que a la postre significó el título para Alemania. Cruyff y compañía pensaron que remontar el 1-2 era posible con su ritmo y dinámica de rotación posicional, pero como el fútbol es análogo a la vida, no pudieron.
A Holanda, el karma de perder en finales, le persigue. Cuatro años después le ocurrió en la Argentina gobernada por Jorge Rafael Videla, un dictador despreciable y violador de derechos humanos, que contó con la venia inmoral de la FIFA. Los militares siempre pensaron que ganar el Mundial iba a disipar la presión internacional por los 30 mil desaparecidos, la mayoría de ellos muy jóvenes.
“El pueblo argentino se resistió con mucha dignidad contra esos milicos”, me confesó mi padre, un romántico de la izquierda latinoamericana.
En mis años en la UCV, entendí la dimensión de lo que representaban los papeles sanitarios en las tribunas de los estadios argentinos y las pintas rojas en las bases de los postes de los arcos.
“Los que andan todavía diciendo que jugábamos para Videla, no saben lo que sufríamos junto a nuestras familias”, dijo en una reciente entrevista radial el delantero argentino, Mario Alberto Kempes, casado actualmente con una venezolana.
Kempes, Houseman, Ardiles, Tarantini, Fillol y la tropa de Menotti terminaron conquistando su primera copa del mundo. Triunfaron a pulso y dominaron al nuevamente favorito seleccionado de Holanda, sin Cruyff en esta ocasión.
No obstante, ese lauro siempre tendrá la sombra de un bochornoso episodio: Argentina venció 6-0 a Perú, dos goles más de lo que necesitaba para desplazar al Brasil de Leao, Nelinho, Roberto Dinamita y Zico de la final.
En la prensa inca se develaron supuestos arreglos crematísticos y otras suspicacias al respecto. Mucho se recordó que el portero de la selección peruana, Ramón Quiroga, era de origen argentino.
También trascendió que el DT de Perú, Marcos Calderón, hizo caso omiso al pedido de José Velásquez, Teófilo Cubillas, Juan Carlos Oblitas y otros tres futbolistas de no colocar a Quiroga en ese compromiso.
Asimismo, hubo otras irregularidades como la visita del tirano y el secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, en el camerino de los peruanos, justo antes de darse el pitazo inicial.
Tenía siete años de edad cuando ocurrió este hecho. Por supuesto que me he esmerado en observar el video del partido. Fue una inesperada presentación del equipo inca, que en primera ronda había igualado hasta con “la naranja mecánica”. Pero, sería temerario afirmar algo. Ni contra Quiroga ni contra Cubillas. Menos de sobornos no comprobados.
Quizás pueda ilustrar algo lo dicho por Oblitas, años después en su faceta de entrenador en el fútbol mexicano: “Ese día nada fue normal”.
En la próxima entrega, compartiré recuerdos del Mundial de España 1982, con Naranjito, el Brasil de la fantasía de Zico, Sócrates, Falcao y el triunfo del catenaccio más ortodoxo que le haya apreciado a una selección italiana.

Twitter: @rala1970

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domingo, 14 de enero de 2018

EL FÚTBOL FEMENINO ALIENTA LA ESPERANZA DE UN PAÍS EN CRISIS


Rafael Lastra Veracierto
Hasta el año pasado, cuando el seleccionado juvenil masculino obtuvo el subcampeonato en el Mundial de Corea del Sur, el gran performance universal para el fútbol venezolano tenía sello femenino.
Pero, a partir de este domingo 14 de enero, la batalla vuelve a los campos de juego en Ecuador, donde las jóvenes de la vinotinto disputarán el VIII campeonato suramericano Sub-20, con la ilusión de no solo clasificar al Mundial de Francia sino también para revalidar su título regional, alcanzado en la cita anterior de Barquisimeto, estado Lara.
Y no se trata de un asunto de baladí o meramente deportivo: el fútbol de mujeres ha sido capaz de llevar alegría y esperanza a una población sacudida en los últimos años por la escasez de alimentos y medicinas, amén de una creciente conflictividad en las calles.
La población se ha acostumbrado a los éxitos de “las carajitas” y en especial, se rememoran los lauros de los torneos mundiales Sub-17 de Costa Rica (2014) y Jordania (2016).
En esas ocasiones, las jóvenes, guiadas por la goleadora Deyna Castellanos y bajo la dirección técnica del panameño Kenneth Szeremeta, unificaron los sentimientos de todo un país, a través de la conquista del cuarto lugar.
Castellanos fue galardonada con la bota de oro del Mundial en Costa Rica, cuando tenía apenas 15 años. Dos años después, estuvo otra vez entre las mejores artilleras. Su gol desde la media cancha contra Camerún fue nominado por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) para sus premios Puskas y The Best.
Natural de Maracay, estado Aragua, es actualmente ficha del club Santa Clarita Blue Heat y cursa estudios de la carrera de comunicación social en la Universidad Estatal de Florida (Estados Unidos).

El bronce de la desnutrición
Los logros históricos de la selección femenina Sub-17 no fueron suficientes para la dirigencia de este deporte en Venezuela, puesto que el adiestrador panameño no estará en el banquillo del suramericano de Ecuador.
Tras obtener la medalla de bronce en el fútbol de los Juegos Bolivarianos en Santa Marta (Colombia), el técnico se atrevió a develar que un estudio científico previo a la aludida competencia demostró el estado de desnutrición de algunas de las jugadoras del plantel.
Ello puso en jaque a la directiva de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) y originó una polémica mediática con el ministro de deportes, Pedro Infante, quien en el pasado no pudo ocultar sus diferencias con Szeremeta.
Desde el periodismo especializado en fútbol del país, se le reconocen los méritos deportivos internacionales al centroamericano, además de apoyarle en sus continuos reclamos para que el gobierno nacional se ocupe del drama socioeconómico que viven no pocas familias de las jugadoras.
No obstante, su declaración posterior a los Bolivarianos ha sido el detonante para que el organismo rector del balompié nacional lo despidiera de su cargo, a fines de noviembre de 2017, porque “los últimos resultados no fueron los esperados”.
En una nación también víctima de las presiones gubernamentales a los medios de comunicación social, la reacción popular no tardó.
El alegato de bajo rendimiento del DT panameño resultó contrastado con los dos cuartos lugares de los mundiales Sub-17, así como la participación en 2010 en el Mundial de Trinidad y Tobago.
Asimismo, se fustigó a la FVF con los dos títulos suramericanos de menores de 17 años (2013 y 2016); la intervención universal de la categoría Sub-20 en Papúa Nueva Guinea (2017) y por supuesto, la reciente medalla de bronce de los juegos en honor a El Libertador Simón Bolívar.
Luego de permanecer nueve años como jerarca técnico de las selecciones femeninas de Venezuela, Szeremeta fue contratado por el Deportivo Táchira, el club más popular del país, con 44 años de fundado.
Mientras tanto, la FVF anunció a José Catoya (exasistente del panameño) como el nuevo seleccionador de las chicas para este VIII campeonato suramericano en tierras meridionales.
En la primera ronda del certamen, la selección Sub-20 de Venezuela enfrentará en el estadio Olímpico de Ibarra a Uruguay, Brasil, Bolivia y Chile, sus rivales del grupo B.
Adicionalmente a Castellanos, en el grupo en Ecuador estarán disponibles jugadoras de experiencia internacional como la portera Nayluisa Cáceres (Unión Española de Chile); las mediocampistas Natalie Pasquel (América de Colombia) y Daniuska Rodríguez (San Diego), así como la defensora Verónica Herrera (Reivers de EEUU).
Con el prestigio como vigentes campeonas suramericanas, el reto para las elegidas por Catoya será acceder a uno de los dos cupos que otorga la FIFA a la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol), a fin de intervenir en el próximo Mundial de la edad en Francia.

Twitter: @rala1970
rafaelastra@gmail.com