La memoria omite
la exactitud, pero será muy difícil olvidar esa Copa América de Brasil 1989, cuando
la Vinotinto se sacudió el complejo y enseñó los dientes de la rebeldía.
Aquella fue la
primera vez que se jugó por bajo, con influencia suramericana, mostrando
asociaciones acompasadas y al desamparo de los atavismos.
Además, se
exhibió el talento de Carlos Fabián Maldonado, quien con sus cuatro dianas al
tope de la tabla de goleadores, junto a Bebeto, obligó a los reporteros
gráficos a ubicarse detrás de los arcos para donde atacaba el equipo
venezolano.
Seguramente, nos
preguntarán si los resultados se correspondieron con la filosofía del DT
argentino Carlos Horacio Moreno (+) y la hazaña de Maldonado.
No, fueron tres
derrotas y un empate. Último puesto del grupo en el que se enfrentó a Brasil,
Colombia, Perú y Paraguay: cuatro goles a favor y 11 en contra.
Evidentemente,
los registros estadísticos suelen ser gélidos, pero acá hubo episodios a
destacar.
“Esa selección
jugó sin miedos, pese a las diferencias técnicas e históricas. Lamento que no
hubiéramos podido obtener mejores resultados”, nos confesó Moreno muchos años
después en una conversación en el Olímpico de la UCV.
Al compás del Caribe
La inédita
maravilla visual se apreció desde el debut copero en el estadio Fontenova, en Salvador, donde la
transmisión internacional de TV no censuró el descontento popular con el
adiestrador Sebastiao Lazaroni, quien había apartado del Scratch a Charles, joven promesa del equipo local Sport Bahía.
Quien escribe
tenía 18 años y aún no iniciaba los estudios de periodismo en el Alma Mater, cuando sus ojos advirtieron
el radicalismo de la protesta en los graderíos: un grupo de aficionados
incineró la bandera amazónica para luego enarbolar el pabellón amarillo, azul y
rojo con las 7 estrellas.
Ese 1º de julio
de 1989, hubo silbatinas y la fiesta verdeamarelha
ni siquiera estalló cuando al minuto dos Bebeto mandó un bombazo rastrero e
inatajable para “Guacharaca” Baena.
Más bien, la
incredulidad se apoderó de los torcedores, en la medida que se dieron las
salidas desde el fondo, con balón dominado, de los centrales Andrés Paz y Pedro
Acosta, en conexión con Laureano Jaimes, Carlos Maldonado, Pedro Febles,
Bernardo Añor y un carajito llamado Stalin Rivas, de 17 años de edad.
Incluso,
atestiguamos cómo un volante de marca, Roberto Cavallo, se unió a los instantes
de magia y toques certeros, que no resultaron indiferentes para Romario,
Branco, Valdo, Silas, Tita, Baltazar y compañía.
Cavallo tuvo una destacada copa. En la foto junto a Valderrama |
Era un sueño
inconmensurable no atinar al reloj y suponer un nuevo presagio, distinto a la
humillación de siempre.
Lo anterior, que
hoy pudiera parecer un consuelo de tontos, se consolidó al minuto 63 con el gol
de Maldonado: la habilitación por el centro del área no fue repelida por
Ricardo Gomes y el criollo eludió al guardameta Taffarel, mediante una gambeta
antológica, antes de marcar la primera diana oficial de Venezuela frente a una
selección A de Brasil.
La pasional
narración del hecho, de parte de Lázaro “Papaíto”
Candal, en medio de la transmisión de RCTV, todavía está represada en la psique
de no pocos venezolanos: “Es el primer gol contra Brasil en 20 años de historia
de enfrentamientos”, exclamó el periodista de origen gallego y exjugador del
club La Salle en Venezuela.
“Claro que me di
cuenta de lo que representaba ese gol, pero estaba más preocupado por llevar la
pelota al centro y procurar algo más en ese juego”, rememoró Maldonado en una
entrevista en 2010 en el estudio de la emisora Z-100 FM, en el Aeropuerto
Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
El 6 de junio de
2008, en un cotejo amistoso en el Gillette
Stadium de Boston, su hijo Giancarlo, igualmente, le anotó a la selección
brasilera, camino a una clamorosa, y hasta ahora única victoria de Venezuela
por 2-0.
La ilusión de competir
Ídolo sempiterno
del Deportivo Táchira de tardes gloriosas de Copa Libertadores, Carlos Fabián
materializó un doblete en el pórtico de René Higuita y su insurgente Colombia,
que doblegó 4-2 a Venezuela en Salvador.
Esa tarde no se
jugó con la motivación del match contra Brasil. Reaparecieron los temores y los
neogranadinos cobraron sus cuentas. Hasta Higuita, histrión impenitente,
transformó un penal.
Frente a Perú,
Maldonado devolvió la esperanza de un triunfo, algo no experimentado por
Venezuela desde el certamen de 1967 en Montevideo, cuando se había derrotado
3-0 a Bolivia. Pero, un minuto después sobrevino el empate y todo se desvaneció.
Ya eliminada de
la copa, la selección nacional ensayó una despedida digna el 7 de julio en Fontenova. La perseverancia de Moreno de
apostar al juego elaborado y sin ceder al balonazo, arrinconó a los paraguayos,
quienes se refugiaron en su parcela, custodiada por el mejor guardameta de América:
Roberto “El Gato” Fernández.
Fue un gran
primer tiempo para Jaimes y Cavallo, motores de las incursiones vinotinto,
junto a Ildemaro Fernández y por supuesto, Maldonado.
Hasta que el
contragolpe guaraní, siempre letal, urdió en una goleada inmerecida de 0-3.
Recordamos al
término de ese encuentro, la frustración que denotaba el rostro de Maldonado.
En todas sus entrevistas, manifestaba el anhelo de que sus goles se tradujeran
en victorias para Venezuela.
El perfume del gol
En definitiva, aquellos
cuatro cañonazos lo igualaron a Bebeto en la ronda inicial del certamen y no
fue sino por la clasificación de Brasil a la fase decisiva que se le desplazó
finalmente como máximo artillero del evento, adjudicado al anfitrión en una
final de infarto ante Uruguay (1-0) en el Maracaná.
El desempeño de
Maldonado en la copa refrendó la experiencia de 1988 en el Deportivo Armenio de
Argentina, al tiempo que proyectó sus éxitos en el Independiente Santa Fe de
Colombia y Fluminense de Río de Janeiro.
Carlos Maldonado fue estrella en el Flu de Brasil |
Así fue la
primera vez que una selección adulta de fútbol de Venezuela capturó los elogios
de la prensa internacional por su idea técnica colectiva, por haberle marcado
al todopoderoso Brasil y obsequiar cada factura de gol de Carlos Fabián, el
papá de Giancarlo, otro exponente de la raza vinotinto.
Twitter: @rala1970
No hay comentarios:
Publicar un comentario