Maradona y Carrero en un pasaje de aquel partido en 1985 |
RAFAEL LASTRA VERACIERTO
Más temprano que tarde había que naufragar en el delirio de las imperfecciones.
El Caracas-Fluminense de Copa Libertadores de América se nos antojó similar al Caracas-Flamengo en 2010, con Vagner Love a la cabeza: aparece el primer gol y emerge la sentencia mortal, la imposibilidad atávica de reaccionar adecuadamente hacia lo impensado. Son muchos años en eso.
Y Nelson Carrero -el mismo que marcó a Maradona en Pueblo Nuevo en 1985-, entremezclado con las más de 15 mil personas en los graderíos del Olímpico de la UCV, lo resumió así. “Es la misma película de hace 20 años”.
“El problema no es de salarios astronómicos, autobuses modernos o directivos que declaren bonito en radio y televisión. El problema es de fondo”, continuó el ex mediocampista del Sport Marítimo de Venezuela, Caracas FC, Nacional de Carabobo, Deportivo Italia, Galicia y Estudiantes de Mérida.
Ex DT del Caracas FC, Zamora, Unión Atlético Maracaibo y la Vinotinto Sub-20, Nelson Carrero no podía ocultar la impotencia por el presagio de una nueva derrota en Libertadores. “Ahí no hay un jugador del talento de William Méndez”, espetó con su dedo índice hacia la cancha del Alma Mater.
Se refería a William Gerardo Méndez, quien con su dribling de desquicio y manejo depurado del balón se ganó la idolatría de los hinchas del Deportivo Táchira y también el respeto de los venezolanos que lo vieron defender a la selección Vinotinto en el Premundial de 1985, al mando de Walter Cata Roque y la Copa América Argentina 1987, con Rafa Santana.
Además, sus andanzas en las ediciones de 1987 y 1989 en la Copa Libertadores de América, bajo la égida de Carlos Horacio Moreno, constituyen un acervo para la historia del Deportivo Táchira.
“Era un tipo serio, muy bien dotado técnicamente y estudioso. Por eso, también se graduó de ingeniero”, recordaría Jaime Barrabás Gómez, su compañero en el Táchira de la Libertadores de 1991, cuando le correspondió dirigir al Caracas FC en 2005.
En la añoranza de esa selección Vinotinto de 1985 y la figuración de Méndez, Nelson Carrero rememoró que cinco días antes de enfrentar a la Argentina de Maradona y Pasarella en San Cristóbal entrenaban en un parque natural de la población fronteriza de Colón, donde no había porterías.
De todos modos, Venezuela cayó 2-3 con Argentina, 0-1 con Perú e igualó 2-2 con Colombia. Igualmente, sucumbió 0-3 en Buenos Aires; 1-4 en Perú y 0-2 en Bogotá.
“Esa generación podía hacerle frente a cualquier equipo de nivel de Suramérica. Había calidad, amor por el país y muchos deseos de superación”, se esforzó en explicar a un círculo de pueriles aficionados, mientras descendía de las escalinatas.
Aún así, tuvo tiempo para saludar a uno que otro pana antes de dar un vistazo resignado al inapelable 0-1 de la pizarra eléctrica.
Es de Perogrullo lo que se avisora: la empresa ante Gremio y Huachipato puede resultar exasperante.
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